diciembre 04, 2014

Hospital homeopático, otra vergüenza mexicana

(Nota bene: De ninguna manera se debe dejar de lado la tragedia que está viviendo México desde hace especialmente ocho años, secuestrado por la violencia y con gobiernos que sólo saben reaccionar mediante la represión ante un conflicto social que demandaría sensibilidad y voluntad política. El conflicto actual se debe a la gota que ha derramado el vaso de decenas de miles de muertos y de un nivel de criminalidad agobiante: el bárbaro y aún impune asesinato de 43 jóvenes de la Normal de Ayotzinapa, Guerrero, según todos los indicios mediante la connivencia de bandas de narcotraficantes, de una policía en descomposición profunda y de un gobernante municipal de un partido que dejó de ser de izquierda para convertirse en pozo de corrupción y clientelismo. Lo que hoy comentamos es un tema relacionado con la pseudomedicina, lacerante, que no es ni de lejos lo más importante, pero del que hay poca información en España, desde donde escribo.)


Ha corrido por las redes, comentada con la mala leche evidente, la noticia de que el presidente Enrique Peña Nieto ha inaugurado un alucinante "Hospital Nacional Homeopático" en un México de miseria, pobreza y cobertura notoriamente insuficiente de los servicios de salud.

No es que este esperpento sea exclusivo de México, aclaremos. España luce como un baldón pseudomédico el Hospital de San José aunque se trata de una fundación privada que tiene la desfachatez de asegurar que "ayuda a personas con cáncer", truculenta afirmación de la que no existe una sola prueba sólida, ya no diga usted un estudio clínico debidamente validado por la comunidad médica, mientras que la institución mexicana, su construcción y manutención, incluidos los sueldos de los que se fingen médicos en su interior, se paga con los escasos dineros de los mexicanos, que a duras penas alcanzan para hacer el preceptivo nuevo lote de multimillonarios súbitos en cada sexenio (que es la eternidad agobiante que dura una legislatura en el país de Benito Juárez, hágame usted el favor).


Como muchas personas me han preguntado de qué se trata este monumental despropósito, hay que contar la vergonzosa historia de la homeopatía oficial en México.

El poder político y económico

A fines de los 80 y principios de los 90, quien esto escribe tenía la columna editorial "A contracorriente" en Diario de México (historia que ya conté aquí) y pertenecía a un grupo de editorialistas que todos los miércoles desayunábamos en el mítico Hotel Reforma del Distrito Federal con algún político o diplomático relevante. Les dábamos así la oportunidad de hablar no con reporteros de infantería sino, teóricamente, con formadores de opinión, y hacerlo directamente y sin esquema de rueda de prensa, en una conversación abierta... donde nosotros pagábamos el desayuno. Es decir, era nuestro terreno, no espacio de cooptación para el político. (Lo que funcionó muy bien unos años, luego algún listo decidió que podía sacarle dinero al gobierno por sus servicios y el grupo se fue al garete.) Allí conocí a Cuauhtémoc Cárdenas, allí fue en 1989 el agregado de prensa de la Embajada de Cuba a tratar de justificar ante nosotros el fusilamiento de Arnaldo Ochoa; allí conocimos a Ernesto Zedillo, burócrata insignificante al que el destino convirtió en presidente de México, y que a los veinte días de su toma de posesión hundió al país en la más atroz de sus endémicas crisis económicas, como narré en mi libro Crónica del desconcierto.

Y allí estuvo dos veces Óscar Joffre Vázquez, cuando era director del Instituto Politécnico Nacional. Dos de los periodistas del grupo, Mario Méndez Acosta y yo, le preguntamos por qué motivo imaginable el dignísimo IPN, núcleo de las ingenierías y la innovación tecnológica del país, mantenía incrustada entre sus escuelas la espuria Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía. Joffre echó las manos al cielo demostrando su impotencia y dijo que la escuela tenía demasiado apoyo político y económico por parte de sus creyentes, y que cualquier cuestionamiento que se le hiciera era inútil y atraía consecuencias. Por supuesto, la validez científica, los hechos, los datos, los estudios y la realidad no jugaban ningún papel en el debate. La escuela existe y chupa presupuesto porque "los señores" del poder así lo disponen. Y punto.

Algo de historia

La homeopatía llegó a México en 1849, cuando todavía Louis Pasteur y Robert Koch no fundaban la medicina moderna al constatar (constatar, demostrar fehacientemente, algo que la homeopatía no hace sobre ninguna de sus afirmaciones) la teoría de los gérmenes patógenos.

Es decir, era una de las muchas terapias especulativas y no basadas en ninguna evidencia sólida, sino en el "amimefuncionismo" de sus pacientes. El éxito de la homeopatía, lo hemos comentado, es que era menos agresiva que la más extendida medicina precientífica que se practicaba en Europa, y que dependía de sangrías, uso de sustancias como el mercurio en dosis que hoy sabemos que son muy perjudiciales, lavativas y otras prácticas que con frecuencia mataban al paciente. La homeopatía no hacía nada: daba granulitos de azúcar con agua y por tanto interfería menos en los casos en que el paciente se podía curar solo.

No se sabía entonces que sus principios eran descabellados, así que naturalmente se le adoptó como otras terapias de la época. El negocio se amplió en 1867 con la primera farmacia homeopática y el Instituto Homeopático Mexicano, y en 1893 el dictador Porfirio Díaz fundó el Hospital Nacional Homeopático, de propiedad y financiamiento privados.

Para entonces ya algunos médicos habían señalado que las dosis infinitesimales a las que la homeopatía les atribuía poderes terapéuticos asombrosos eran insostenibles y absurdas, y ciertamente inútiles. Entre ellos Oliver Wendell Holmes, Sr., que en 1842 detalló en un libro todas las críticas que la homeopatía sigue sin responder, llamando a esta disciplina "una masa amorfa de ingenuidad perversa, erudición de oropel, credulidad imbécil y hábil tergiversación".

Ya empezaba a ser conocido el hecho de que la homeopatía fingía resultados que no podía sustentar cuando en 1895 el dictador le dio reconocimiento oficial en un decreto que permitió la fundación de la Escuela Nacional de Medicina Homeopática, la misma que hoy malversa fondos públicos en el IPN, que empezó malversando fondos del ministerio de Gobernación en 1896. José Vasconcelos, como rector de la UNAM, pretendió que formara parte de esta casa de estudios, algo que apenas duró hasta 1925.

Por esos años hubo un intento de racionalidad y rechazo a la patraña homeopática hasta que en 1926 la UNAM decidió no dar títulos universitarios a los homeópatas de la Escuela Libre de Homeopatía. En 1933, la Cámara de Diputados intentó excluir a la homeopatía de la lista de profesiones legítimas, pero la presión económica y política, nuevamente, impidieron la reforma. No se ha vuelto a intentar nada que cuestione a los homeópatas o les exija al menos el consenso médico, la verificación independiente y la explicación citológica y química que se requiere para cualquier práctica terapéutica.

Mientras tanto, en el mundo real, en 1936 el presidente Lázaro Cárdenas hizo realidad un proyecto para integrar y estructurar la enseñanza técnica en México al crear el Insituto Politécnico Nacional, proyecto de brillantes científicos entre los cuales destacaba el ingeniero y astrónomo Luis Enrique Erro. Por presiones del entorno presidencial, la Escuela de Medicina Homeopática se incorporó a la recién creada universidad técnica, y allí se enquistó hasta hoy.

Hablamos de una escuela donde se enseña medicina y homeopatía, que es como enseñar física y brujería en la misma institución, donde a los alumnos se les enseña una clase de microbiología y parasitología la teoría de los gérmenes de Pasteur y en la siguiente clase, de "Bases doctrinarias de la homeopatía" tienen a un tipo contando que los gérmenes no provocan enfermedades, sino que todas son producto de los miasmas; donde los alumnos tienen clases de bioquímica médica donde aprenden cómo actúan los principios activos de los medicamentos y a continuación les dan otra clase de presunta "Farmacodinamia homeopática" donde les enseñan que la magia homeopática funciona en ausencia total de principio activo.

Un total despropósito al que se añaden especialidades fantasiosas de posgrado como "Terapéutica Homeopática" o Acupuntura Humana".



Los egresados de esa esquizofrénica institución son los que suelen practicar en el hospital en cuestión, que en 1944 consiguió aferrarse a los presupuestos públicos como una de las instituciones con las que se fundó la Secretaría de Salubridad y Asistencia. El hospital que inauguró Peña Nieto, por tanto, no es "nuevo", sino que es una renovación costosa e inútil del que ya existía. Andrés Tonini, luchador mexicano contra la tontería, nos cuenta la historia más detalladamente aquí.

Por supuesto, y esto hay que aclararlo, todos los supuestos "principios" de la homeopatía se derrumban cuando conviene a quienes venden esta patraña. Baste decir que ni en este hospital ni en ningún otro se aplica anestesia en dosis homeopáticas. A la hora de atreverse a meterle escalpelo a un paciente, las "leyes" de los infinitesimales, los similares y los miasmas salen por la ventana y entran el propofol y otros anestésicos de la medicina basada en evidencias (que los homeópatas llaman con desprecio "alópata"). Y si ningún homeópata se operaría él o a sus hijos con anestesia homeopática, es sólo otro motivo para cuestionar la eficacia de estos rituales del siglo XVIII y de las falacias sobre las que se sustentan y con las que tienen el descaro de afirmar con todo descaro que pueden curar el cáncer... y hasta el ébola.


diciembre 01, 2014

¿Qué pasó? y feliz navidad

He pasado los últimos meses con muchísimo trabajo al que se añadió el terminar casi urgentemente un libro que se espera que se publique en febrero en España: ¡No, por dios! (Ateísmo para principiantes) sobre el tema de la serie de vídeos "El rey va desnudo". E inmediatamente a continuación una editorial me ha pedido otro libro en el que ya estoy trabajando.

Pero no, no les estoy dando el gusto de abandonar este blog. No hoy.

Entretanto, éste es el vídeo que acabo de publicar en la serie para desearles a todos una feliz navidad.



septiembre 30, 2014

La fragilidad del progreso

Por cuarto año consecutivo, los amigos de Naukas (antes Amazings) me honraron permitiéndome participar en la actividad de divulgación científica más importante de España, junto a otros 60 ponentes, en el Paraninfo de la Universidad del País Vasco, en Bilbao. Durante dos días vertiginosos pasaron por el escenario científicos y divulgadores, jóvenes y no tanto, hablando de los más diversos temas, desde nanomateriales hasta conceptualización de la ciencia, desde la misión Rosetta que está siguiendo hoy al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko hasta el envejecimiento, desde el bosón de Higgs hasta las evidencias sobre el Big Bang, en fin... Y todo a teatro lleno, con 500 personas demostrando que la ciencia interesa si se comunica con efectividad, pasión y claridad.

Se pueden ver todas las charlas de Naukas 2014 aquí.

La experiencia se enriquece para uno como ponente, además, por la interacción entre ponentes, por el libre flujo de las ideas y la multiplicidad de intereses que se puede compartir con ellos.

En esta ocasión, hablé de "La fragilidad del progreso".


septiembre 08, 2014

Las caras cambian cuando le ven la cara

¡Los cuadros que tengo en mi casa se mueven!

Al paso de sólo unos minutos, en un fenómeno que pondría a Íker Jiménez a cobrar convulsamente y me metería a Clara Tahoces a hacer psicofonías en la mesa de centro de la sala de estar a medianoche varios meses, he podido constatar este fenómeno que es tan misterioso, paranormal, escalofriante, erisipelante y uyuyuyante como el que está formando parte del "Refrito número doce del cuento de las Caras de Bélmez®" que Íker Jiménez le est á obsequiando a sus seguidores aprovechando que no saben cuántas veces en el pasado ha quedado en ridículo refriteando la misma historia. Público nuevo al que le puede contar lo que quiere, como quiere, omitiendo, recortando, interpretando y fantaseando con total libertad, que nadie, ni sus jefes, le exige rigor alguno.

Bueno, el caso es que a falta de monigotes mal pintados en la pared, servidor tiene en casa algunos óleos que ha podido obtener gracias a la generosidad de pintores amigos. Quise ver si realmente una imagen puede cambiar (más de lo que cambiaría una malpintada en la pared simplemente por las humedades, la difusión en el hormigón del pigmento usado para trazarlas, la luz, las reacciones químicas de los materiales de los muros y cosas así).

Me acerqué sigilosamente para sorprender al cuadro y le tomé una foto. Sólo cinco minutos después volví a deslizarme subrepticiamente en la sala y tomé una segunda fotografía... ¡la mujer del cuadro, que fingía estar dormida, se había movido!

He aquí la prueba:




¡La mano crece como si estuviera tratando de parar un golpe que se le aproxima brutalmente! ¡La mujer se gira hacia la izquierda como buscando alivio a un horror indescriptible que pone los pelos de punta! ¡Retrae la pierna como huyendo de los demonios del averno! (Siento no tener la facilidad descriptiva y adjetival de Carmen Porter, pero más o menos va así la cosa.)

Si usted cree que (además de los obvios casos de repintado) que los monigotes de Bélmez se mueven, tiene que creer que este cuadro también.

Que no es tan difícil. Cambia usted el ángulo de la toma, cambia la inclinación del objetivo respecto del plano de la imagen y si posible cambia un telefoto por un angular (en mi caso imposible, las fotos son de smartphone) y puede hacer el acojonante y "demostrativo" morphing en casa con una app de Mac que cuesta 1,79 €.

Así, la historia de las "Caras de Bélmez®" de 1971 más cutre que la aparición de una virgen en un sándwich de queso, más falsa que un ovni colgado de un hilo, más impresentable que Sandro Rey, vuelve a ser pasto de los misteriólogos y los ingenuos que creen que no son unos embusteros, y vuelven a pasarle como misterio y milagro unos monigotes pésimamente dibujados, con varios métodos, en la pared de una casa de Bélmez de la Moraleda, en la Sierra de Jaén.

Antes fue la cara de Franco, luego Íker le dio el photoshopazo del siglo a la foto de un guardia civil invirtiéndole el bigote para concluir que era "realmente" el monigote llamado "La pava", luego hubo unas "nuevas caras" que al final sólo sirvieron para que un misteriólogo delirante demandara, fracasando con todo éxito a Javier Cavanilles, por desmontar una de las subhistorias de esta fea danza, luego misteriotouroperadores que llevaban ingenuos en autocar a la "casa de las caras". La familia dueña de la casa registró la marca "Caras de Bélmez®", sacó dinero durante años y una ristra de alcaldes sacaron ventaja llegando a tirar cientos de miles de euros de ayudas europeas y dinero público en un "Centro de interpretación de las caras" que es la versión cani, pobre y decimonónica del Museo de la Creación y el fallido parque de diversiones de Von Däniken.

La enésima reinvención de este cuento, pues, con toda la tecnología, márketing y recursos técnicos dedicados a embaucar al público, sigue siendo tan cutre como en 1971. Total, la gente no se acuerda. Y dentro de diez años, cuando esto se olvide y haya nuevo público, Íker Jiménez, que ha ordeñado de modo muy rentable los monigotes pintados en la pared desde su temprana aedolescencia (nació después que las caras) reinventará el misterio para nuevos públicos.

¡Cuidado con los cuadros que tiene en su casa! ¡Esté muy atento a ver si se mueven!

agosto 08, 2014

Querer no es poder

La imagen es recurrente en la autoayuda, la magia y la política: el deseo intenso, sincero, profundo por lograr algo es lo único que se necesita para que se haga realidad.

En Peter Pan, "podemos volar" se convierte en la clave mágica que, repetida con todo el corazón, hace que los niños del cuento puedan volar.

El secreto y otros libros basan todo su discurso en que el deseo humano, por sí mismo, sin necesidad de convertirse en acción, sin esfuerzo, trabajo y el riesgo de fracasar, puede lograr que el lector consiga cuanto anhela su corazón.

"Los obstáculos", repiten los gurús (y no sólo los gurús), sólo están en nuestra cabeza, en nuestro espíritu, en nuestra actitud incorrecta ante el mundo. (Se sigue, por cierto, que todo cuanto nos pasa es culpa nuestra, no hay un contexto externo digno de ser tenido en cuenta.)

El esclavo, en esta concepción del mundo, lo es porque no quiere ser libre. O no lo quiere con la suficiente intensidad o sinceridad o profundidad. Lo cual es una comodidad increíble para el esclavista.

Algunos grupos esotéricos, religiosos o de "control mental" llegan a prometer a sus cliente que si paga  el número suficiente de sesiones de indoctrinación, obviedades y zarandajas, podrá hacer aparecer una plaza para dejar el auto a la hora pico en el centro de una bulliciosa ciudad porque habrá aprendido a creerlo como debe hacerlo.

Recientemente, un  partido de nuevo cuño ha reivindicado el deseo (que en la neolengua de los políticos se llama "voluntad política") como mecanismo de cambiar el mundo. Entre otros varios ejemplos, uno de sus líderes explicaba que la edad de jubilación se fijaba sólo en términos de "voluntad política" y que los anteriores gobiernos no han ofrecido la jubilación a los 60 años (tremendo caramelo, sobre todo para quienes tienen trabajos poco gratificantes, agotadores y peligrosos) porque no han querido, mientas que la formación que él capitanea sí estaba decidida a decretar la jubilación a los 60. Cuando se le preguntó cómo se manejaría el tema económicamente, cuánto costaría y quién lo pagaría, su respuesta fue que eso no importaba porque "los técnicos" sabrían cómo hacerlo si ellos en el gobierno lo legislaban así. Lo cual es un poco como legislar que las abejas no pueden volar sobre una ciudad, como se ha hecho en  la ciudad de Kirkland, Illinois, al parecer con escaso éxito.

¿Por qué no se curan el ébola, la malaria, el cáncer, el sida, la diabetes, el hambre, la pobreza y la injusticia, entre otros males? No es que haya limitaciones físicas, realidades tozudas, escasez de recursos, imposibilidades materiales... es que los gobiernos, los ricos, los poderosos "no quieren".

(Por supuesto que hay cosas que no se hacen porque no conviene o no se quiere, pero ésas son identificables y demandables, en su contexto y con los datos pertinentes. No se trata de exculpar a nadie que tenga responsabilidades, pero sí de no distribuir culpas colectivas por pereza de entender que el mundo es complejo.)

Por ejemplo, en cuanto se aplicó u suero experimental a dos estadounidenses infectados de ébola como medida desesperada (y criticable y criticada por los riesgos), los conspiranoicos saltaron diciendo que la gente estaba muriendo enÁfrica porque los malvados de siempre "no querían" salvarlos.

La realidad, por supuesto, no es así, y es exquisitamente compleja, como lo saben quienes saben o quieren informarse, como nos lo cuenta Andrés Rodríguez-Seijo brillantemente en su blog Ciencias y cosas.

"Baba Raúl Cañizares", presunto santero
(Foto CC de Jeff Goodman vía Wikimedia Commons)
La magia (y la religión como una de las formas más sofisticadas de la magia) tiene precisamente como una de sus características que pretende que la voluntad humana (como la voluntad superior o "iluminada" del chamán) baste para efectuar cambios trascendentes y relevantes en el universo. El pensamiento mágico, en su estremecedora simpleza, pretende que las relaciones causales que conocemos y cuya operación podemos confirmar cotidianamente, son ilusorias y caprichosas. De ahí su rechazo a la ciencia y al pensamiento materialista y naturalista. Para mantener la ilusión y el negocio, en proporciones variables, debe creer que querer es poder.

La tozuda realidad nos dice que no es así, por supuesto. Para volar hay que querer volar (aunque todos conocemos a personas que no quieren volar y abordan los aviones pálidos, desencajados y con la boca seca como estopa... Y vuelan). Pero además de querer hay que observar como Leonardo, experimentar, romperse algún hueso, desarrollar el motor a explosión y ser expertos en bicicletas. Al menos así lo hicieron los hermanos Wright.

Cuando creemos en las soluciones fáciles que nos ofrecen los que aseguran que querer es poder estamos renunciando parcialmente a nuestra madurez, a nuestra razón, a nuestro conocimiento del mundo, como los niños de Peter Pan que creen que para volar basta querer hacerlo. Aunque nuestra racionalidad nos diga que si saltamos por esa ventana, nuestro futuro está abajo, no surcando el viento.

Ya serán los gurús, los chamanes, los de la autoayuda y los demagogos los que, mientras caemos, con nuestro dinero se compren un billete de avión para volar con certeza.

junio 19, 2014

Divulgar, informar, enseñar...

Éste fue el primer taller que impartí para el Centro Regional de Formación del Profesorado de Castilla-La Mancha el 1º de abril con el título "Divulgar, informar, enseñar... herramientas para comunicar ciencia con efectividad". El segundo taller puede verse aquí.


junio 13, 2014

Conspiranoia para principiantes

Cuando uno ve las grandes teorías conspiratorias de maestros como Rafapuaj, Chalades Rex, David Iij o Alex Cojones, se nota que han leído al menos un libro (mal) para armar alguna explicación psicodisléptica y aterradora correlacionando asuntos que tienen tan poco que ver como el color de la ropa interior de Lady Gaga con las ansias imperiales de Vladimir Putin (igual sí tienen que ver, cuidao, cosa de himbestigarlo).

Pero todo tiene su inicio, y si usted quiere algún día cobrar como cobran estos amos del embuste, el escamoteo y el tirimbolocho, puede empezar con lo más sencillo: la fecha culpable.

Tome usted un hecho cualquiera de cierta relevancia. Digamos, la abdicación del rey de España, asunto en realidad tan irrelevante como la ropa interior de Lady Gaga pero que algunos ven peor que las ansias imperiales de Vladimir Putin. ¿Cuándo lo anunció? El 2 de junio. Ni siquiera tiene usted que tener más información, basta ese dato para arrojar la duda más escandalosa y la sombra más oscura sobre toda la situación mediante preguntas cuidadosamente planteadas y siempre con el ceño fruncido, tono de denuncia y mirada de complicidad con el fulano al que le quiere vender el caballo muerto para que lo monte en una carrera asegurándole que va a ganar.

Paso 1: la fecha macabra

¿Por qué el 2 de junio? ¿Cuáles son los motivos siniestros que llevaron a la elección de esa fecha fatídica? (Aquí ya estará dándose cuenta, astuto que es usted, que los adjetivos juegan un papel esencial.) ¿Por qué no el 1 o el 3 de junio sino precisamente el 2? ¿Por qué no el 4 de febrero o el 12 de agosto? ¿Qué significado tiene esta curiosa fecha y qué nos dice del control que ejercen malévolamente sobre la sociedad humana los amos ocultos, los superiores desconocidos, la sórdida élite del poder en la sombra? ¿Y por qué en el 2014? ¿Por qué no en 2013 o en 2012 o en cualquier otro año desde que ese señor es rey? ¿Y por qué no esperar un año o dos? ¿Tendrá esto que ver con el hecho de que para el día de su abdicacion habían transcurrido exactamente (lo de "exactamente" es muy importante, impresiona un kilo) 14.072 días desde su coronación? ¿Y no resulta llamativo (no, pero no lo diga) que eso sean también precisamente 337.728 horas o 2010 semanas? ¿Ve usted? (Para este ejercicio, es utilísimo un sitio web que calcule fechas, como éste, sin que lo sepan sus lectores, que lo admirarán enormemente por su claramente superior capacidad matemática.)

Hasta aquí, cualquier lector atento lo habrá notado, no hemos dado ni una sola respuesta, ni nada de información. No hemos siquiera demostrado que haya algo extraño siniestro o preocupante en la fecha. Y, sin embargo, hemos sembrado la duda en nuestro público, que es de lo que se trata.

Paso 2: la correlación aciaga

Ya estará usted viendo que parte clave del asunto está en tener a mano un buen diccionario de sinónimos como el que acompaña a todas sus emisiones a gente como Íker Jiménez y su banda. No sabemos si haya un diccionario oficial de sinónimos del ikerjimenismo, pero cualquiera es bueno, mientras le informe a usted que "macabro" es también aciago, fúnebre, funesto, luctuoso, lúgubre, mortal, siniestro, sombrío, tétrico, triste, cadavérico, truculento, lóbrego, sórdido, tenebroso, mortuorio, necrológico y demás. Un buen himbestigador de las inquietantas y tantas conspiraciones que nos rodean debe usarlos todos con la habilidad con la que un chef de cuatro estrellas Michelin blande un cuchillo para picar perejil.

Barack Obama
(Foto D.P. SSG Sean K. Harp, vía
Wikimedia Commons)
Sigamos con la abdicación, no porque importe sino para no cambiar de ejemplo, que eso confunde y usted tiene que darle a su público simplismo puro.

¿Qué más ocurrió el 2 de junio? Google es tu amigo. Google es tu mejor amigo. Es mejor amigo que el que te presta 500 euros. Googléalo. Eliges una noticia del 2 de junio o de una fecha cercana que sea relevante para el rejuego del poder. El 3 de junio, el presidente de EE.UU. Barack Obama llegó a Polonia en una larga visita a Europa aprovechando el 70 aniversario del Día D, el desembarco en Normandía. Poco antes hubo elecciones europeas. Poco después empezaba el Mundial de Fútbol de Brasil, El punto es dar algún motivo, el que sea, para poner en duda la fecha. Todavía no tienes que dar respuestas, bastan las preguntas: ¿Qué estremecedora relación hay entre la visita de Obama y la abdicación del rey? ¿Exigió Estados Unidos la abdicación recordando cómo España apoyó oficiosamente los esfuerzos de guerra del Eje? ¿No es significativo que la abdicación haya ocurrido exactamente (ojo) 9 días después de unas sorprendentes elecciones europeas donde "coincidentalmente" el Frente Nacional fue el triunfador en Francia? (Los conspiranoicos nunca aceptan la coincidencia como explicación, por eso siempre ponen "coincidencia" y sus derivados entre comillas.)

Paso 3: la cortina de humo

Si encontramos algo relevante que pasó antes, podemos postularlo como causa de la abdicación, mientras que si pasó unos días después, podemos afirmar que fue consecuencia de la abdicación. Pero si nos exigen que expliquemos alguna de las correlaciones que hemos sugerido sin comprometernos a nada hasta el momento, siempre está la "cortina de humo".

Veamos. La gente cree que cuando ocurre una acontecimiento relevante, el vulgo, las chusmas, la perrada, se olvida hasta de mear para ocuparse únicamente de ese acontecimiento relevante. Es facilísimo demostrar que esto no es cierto y que la gente atiende a varias cosas a la vez, y es difícil que deje de atender a lo importante (salvo por un brevísimo período de tiempo) por lo atrayente. Pero eso mismo lo tendemos a olvidar respecto de los demás, así que siempre podemos invocar la teoría de "la cortina de humo". Es decir, que un determinado acontecimiento ha sido diseñado y escenificado por "los señores que gobiernan desde las tinieblas" para restar atención a otro que es más importante.

Lo bonito de la teoría de la cortina de humo es que puede formar largas cadenas de aparente causación que ni usted ni ningún conspiteórico del mundo tiene por qué demostrar que sea cierta o siquiera plausible. Gracias a ello, el oficio ha florecido sin que nadie ofrezca una mínima prueba de ninguna de las conspiraciones que tenemos en el mercado y que son un montón. Veamos el ejemplo final de esta introducción a la conspisoplapitería.

"La abdicación del rey es una cortina de humo para que no se preste atención a la visita de Obama. La visita de Obama es una cortina de humo para quitar la atención sobre el conflicto de Ucrania. El falso conflicto de Ucrania es una cortina de humo para que la gente no preste atención a las protestas del Tercer Mundo. Las protestas del Tercer Mundo son una cortina de humo para distraer del avance del islamismo internacional. El islamismo internacional es una cortina de humo para distraernos del problema de los transgénicos, el debate de los transgénicos es una cortina de humo para que nadie preste atención al nuevo rey..." (siga usted el ejercicio, use el Mundial de Fútbol y al Club Bilderberg, aunque no sepa qué es, no importa).

Próximamente, nuestro curso para conspichiflados intermedios.

mayo 11, 2014

Cómo nos engañan - Charla en el IES Montevil

El 28 de abril tuve el gusto de estar en el Instituto de Educación Secundaria Montevil hablando con un grupo de un centenar de alumnos gracias a la invitación del profesor Francisco Palencia y con el entusiasmo del director, que siendo químico consiguió que por fin pudiéramos hacer una dilución homeopática con cianuro, además de lejía y otras sustancias en botecitos con calaveras de "veneno" y advertencias.

Todos los alumnos, por cierto, consumieron gominolas con una gota de la dilución 30CH y pudieron constatar que no, la potencia de los componentes no aumenta con la dilución como nos quieren hacer creer los homeópatas.

Además de eso, demostramos el efecto Forer haciendo una certera evaluación de la personalidad de 12 de ellos, hablamos de fantasmas, de círculos de las cosechas, de fallos de la percepción, el juicio, el razonamiento y la memoria, de espectro electromagnético y de temas varios. Gracias a los profesores por la invitación y a los muchachos por su paciencia y buena disposición. Y gracias por permitirme difundir el vídeo de la charla.

abril 30, 2014

Los jóvenes, el pensamiento mágico y la pseudociencia

A través del blog colectivo Naukas en el que tengo el gusto de colaborar ocasionalmente, El Centro Regional de Formación del Profesorado de Castilla-La Mancha me honró invitándome a presentar, en un ciclo en el que estuvieron muchos otros colaboradores de Naukas, dos talleres para los profesores de esa comunidad. El primero fue "Divulgar, informar, enseñar... herramientas para comunicar ciencia con efectividad", el 1º de abril, y el segundo, que se hizo apenas ayer 29 de abril, fue "Los jóvenes, el pensamiento mágico y la pseudociencia. Enseñar pensamiento crítico". El taller tiene la peculiaridad de hacerse por telepresencia, uniendo las diapositivas, la webcam y el chat con los participantes para poder interactuar pese a la distancia.

Gracias al centro y al responsable de los talleres José María Rodríguez, puedo compartir con los lectores de este blog de los demonios el vídeo del taller de ayer, espero pronto poder tener también el del primero.



marzo 20, 2014

Desidia y vacunas: Sanidad no da nombres

Recientemente, el Ministerio de Sanidad tomó la determinación de cambiar la forma de aplicación de la vacuna de la varicela en España. Primero, bloqueó su distribución y después confirmó limitar su aplicación, en el calendario vacunal, a niños mayores de 12 años, cuando organizaciones especializadas como los Centros de Control de Enfermedades de los EE.UU. recomiendan la vacunación entre los 12-15 meses con un refuerzo a los 4-6 años.

Bebé con varicela. La "benignidad" de la enfermedad
no significa que no sea molesta, dolorosa y peligrosa.
(Foto GFDL de ILJR, vía Wikimedia Commons)
Diversas voces de la comunidad médica ejemplificadas en el pediatra Josep María Corominas advirtieron que era un error: "Es una grave decisión, sin ningún argumento científico que lo avale, que deja sin protección a millones de niños españoles menores de 12 años frente al virus VVZ (varicela-zoster). Además, incumple la normativa del Comité Asesor de Vacunas (CAV) de la Asociación Española de Pediatría (AEP), acorde con la European Medicines Agency (EMA)", declaró.

Ante la discrepancia respecto de la decisión del Ministerio de Sanidad, que invocó la opinión de sus expertos, escribí al Ministerio preguntando quiénes eran los responsables de esta decisión.

Dado que su respuesta fue, cuando menos, poco satisfactoria, esperaba yo hacer el seguimiento de la misma más adelante cuando se dio el lamentable caso del fallecimiento de una niña de Burgos por una poco frecuente, pero no imposible, complicación de la varicela, potenciada por una acción gubernamental concertada hasta donde se sabe: la del gobierno del PP, que le ha hecho imposible el acceso a las vacunas, y la del gobierno vasco cuya sanidad le negó una ambulancia para que fuera atendida de las complicaciones de la enfermedad.

Escribí al Ministerio de Sanidad del 8 de febrero de 2014:
Por la presente me dirijo a ustedes para solicitar información sobre los responsables del calendario vacunal aplicable en España. 
La señora Ministra de Sanidad declaró recientemente, ante la oposición de algunos expertos, que la retirada de la vacuna de la varicela del mercado de salud español y la configuración del calendario vacunal actual se debían a la recomendación profesional de un grupo de epidemiólogos. Estos profesionales al servicio del Ministerio serían pues quienes tendrían la información para sustentar las decisiones que ha tomado el Ministerio al respecto de las inmunizaciones de los niños españoles. 
De la manera más respetuosa solicito al Ministerio, como periodista dedicado principalmente a temas de ciencia y salud, de conformidad con lo dispuesto en el párrafo 1 del artículo 29 de la Constitución Española, que me proporcione los nombres y calificaciones profesionales de estos médicos a efectos de poder sustentar las decisiones tomadas con los datos científicos de los que disponen. 
Desafortunadamente, la respuesta fue insuficiente y además enviada con un colofón de confidencialidad (pese a que señalé que la pregunta la hacía como periodista) que impide que la copie a la letra, así que resumo el batiburrillo burocrático que me enviaron:
  1. Se acordó un calendario común de vacunación para todas las comunidades autónomas algún día impreciso en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.
  2. Cierta Comisión de Salud Pública, formada por personas desconocidas, propuso el calendario de vacunación que dicho Consejo Interterritorial aprobó según su propia recomendación en una resolución publicada en el BOE de 6 de agosto de 2013.
  3. Hay una Ponencia de Programas y Registro de Vacunaciones que está formada por personal técnico de las comunidades y el gobierno central que no dicen quiénes son pero aseguran que tienen amplia experiencia.
  4. Finalmente, me dan la URL donde están todos los acuerdos del Consejo.
El virus de la varicela y del herpes zóster.
(Foto DP CDC/Dr. Erskine Palmer/B.G. Partin,
vía Wikimedia Commons)
Dicho de otro modo, la decisión de retirar la vacuna se tomó debido a la recomendación de unos expertos que no podemos saber quiénes son para poderles preguntar, al menos, en qué se basan y compararlo con lo que dicen otros médicos, inmunólogos, epidemiólogos, pediatras y virólogos de otros países en los cuales la vacunación sigue los lineamientos de edad de la UNESCO y la OMS: Australia 18 meses, Brasil 12-14 meses, Chipre 13-18 meses, Alemania 11-14 meses, etc.

Al escribir estas líneas, se está realizando una campaña de vacunación urgente entre niños que podrían ser susceptibles de haberse contagiado de la pequeña fallecida en Burgos, porque la varicela es una infección altamente contagiosa. Y lo es siempre. Se trata de una afección infantil provocada por el Herpesvirus humano 3 (HHV-3) o virus varicela-zóster (VVZ). Es relativamente benigna aunque en algunos casos puede provocar complicaciones como la encefalitis o la neumonía.

Herpes zóster en el rostro por infección en el nervio trigémino.
(Foto CC de Sarindam7, vía Wikimedia Commons)
Quien ha sufrido la varicela, queda para siempre con el virus latente en su sistema nervioso. En el 10-20% de ellos, reaparece en la edad adulta provocando el herpes zóster, también conocido como culebrilla, una dolorosísima erupción con ampollas que puede presentarse en diversas áreas del cuerpo y tener efectos secundarios diversos que pueden incluir la ceguera. Se calcula que esta infección la pueden padecer hasta 2 personas de cada 1.000.

La varicela raras veces es mortal. Un estudio, sin embargo, reporta que entre 1995 y 2007, gracias a la vacuna monodosis, la mortalidad por varicela en EE.UU. bajó de 0,41 por millón a 0,05 por millón, un 88%. Esto quiere decir que en 2007, en ese país, murieron unos 13 niños, una cifra sin duda pequeña pero que se convierte en monstruosa cuando entre ellos está uno de nuestros hijos.

Por esto, las preguntas sobre las decisiones del gobierno merecen mejores respuestas. Quizá, sin duda, tengan buenísimas razones para las decisiones que han tomado y que su análisis de riesgo-beneficio sea tal que la muerte de algunos niños sea tristemente aceptable porque la opción sería peor. Son decisiones que deben de tomarse y son sin duda difíciles.

Pero es razonable preguntarse si esa muerte, así como otras que se puedan producir, más los efectos secundarios y secuelas, casos de herpes zóster y otros problemas, son razonablemente inevitables, y para ello sería indispensable que comparecieran públicamente los expertos multicitados del Ministerio de Sanidad.

Pero si no sabemos eso, no podemos descartar que los cambios en el calendario vacunal no esten condicionados además por la creciente virulencia del movimiento antivacunas, que sigue provocando muerte, dolor y secuelas de por vida principalmente entre niños cuyos padres le han creído a figuras relevantes que dedican grandes esfuerzos a denigrar el innegable, demostrable y contundente valor de las vacunas para evitar enfermedades, salvar vidas y evitar consecuencias aterradoras como la parálisis respiratoria que provoca la poliomielitis.

En España, desde la monja pseudoterapeuta Teresa Forcades hasta el muy impugnado Dr. Juan Gérvas, pasando por políticos como Gaspar Llamazares (que explota su credibilidad por haber obtenido en un pasado lejano una licenciatura en medicina, que nunca ejerció) y quienes están al frente del Ministerio de Sanidad, existe un gran esfuerzo por minimizar la importancia de las vacunas y exagerar (o directamente fantasear sin bases) los riesgos que pueden tener. Ya lo hemos contado aquí, aquí, aquí.

enero 28, 2014

10 años

Las cinco cabeceras que ha tenido el blog.
Ésta es la entrada 548 de este blog.

La primera se publicó el 28 de enero de 2004 y en ella expresaba mi preocupación de que estuviéramos en el siglo no de la ciencia, de la tecnología, del progreso, del conocimiento, del descubrimiento, de la capacidad de entender el universo, sino en el siglo de los charlatanes, decididos a devolvernos al medievo.

Es fácil celebrar (si son celebrables, no lo sé) estos diez años haciendo un resumen de algunos momentos surrealistas que nos ha dado este blog, como las amenazas de muerte, de demandas quiroprácticas por hasta 20 millones de euros, de veganos que "nos van a estar vigilando", el acoso de obsesionados con menos neuronas que una esponja, el odio babeante de chifladitos varios o la censura promovida por el banco de una secta esotérica... pero también la oportunidad de conocer a gente de gran valía, periodistas, científicos, ciudadanos que se apropian del pensamiento racional entendiendo que no es la provincia exclusiva de los científicos, el que de cuando en cuando alguien nos escriba para apoyar al blog, la oportunidad de entrevistar a distancia a un Premio Nobel victimizado por el mal periodismo, o la ocasional invitación a hablar ante grupos que igual pueden ser de chavales de la ESO, de estudiantes universitarios, de periodistas, profesores, divulgadores o incluso un teatro con un montón de físicos de primer nivel y dos o tres Premios Nobel salpimentados por ahí para provocarnos pánico escénico.

 

Pero más allá de esas experiencias, y pese a que el pensamiento crítico ha adquirido una difusión mucho mayor que la que tenía hace diez años (no reclamo crédito por ello, correlación no es causación y eso), los charlatanes en todas sus formas siguen apropiándose del siglo.

No son sólo timadores sonrientes como Uri Geller, o caraduras delirantes como Madam Blavatsky, chifladitos que ven cosas en el cielo y creen que demuestran la existencia de vastos imperios galácticos capaces de venir a la Tierra a exhibirse ante el tonto del pueblo, o payasos trágicos y desalmados como Anne Germain que utilizan métodos más viejos que caminar descalzo para depredar las emociones de sus víctimas.

Son también grupos integristas que matan, torturan, humillan y arrancan derechos a sus víctimas, sin distinción de religiones (ejemplifico con el desprecio a la mujer de grupos tan distintos como el Islam radical, los ortodoxos judíos, los cristianos fundamentalistas en Estados Unidos o los opusdeístas católicos en el poder en España).

Son los valedores del New Age, empeñados en combatir el pensamiento crítico, racional, libre y cuestionador: posmodernistas, pseudoecologistas, conspiranoicos varios, misántropos disfrazados de animalistas, pseudoterapeutas de mil formas depredando a personas enfermas, negacionistas del cambio climático, salvajes neoliberales del aynrandismo sociopático... todos además fingiéndose rebeldes para atraer seguidores y lograr la prohibición de cuanto usted se imagine: desde el ejercicio de la sexualidad hasta la anticoncepción, desde la telefonía móvil y el wifi hasta el consumo de leche, desde las vacunas hasta el plástico, desde el petróleo hasta la agricultura tecnológica, desde la física nuclear hasta la biotecnología, desde los aviones hasta los caballos de tiro... y todos los libros, canciones, pinturas, obras de teatro y películas que representen actitudes que consideran reprobables... hasta prohibir toda forma de libre expresión so pretexto del "respeto" a religiones, creencias, ideologías o supersticiones.

Lo que representaría volver a la época anterior a la ilustración y anterior a la revolución científica. Una nueva Edad Media que se puede hacer realidad si no se le combate.

Porque estos charlatanes no sólo quieren demostrar la existencia de alguna maravilla, como las visitas extraterrestres o la telepatía, sino que buscan el poder político y económico para imponer sus ideas sin que les preocupe mentir para conseguirlo, y usando el miedo como su principal arma propagandística: todos son malvados, todos están contra ti, todo causa cáncer, todo causa daño, todos vamos a morir... si no me sigues.

Gracias a ellos, "todo mundo sabe" alguna gran mentira difundida sin ningún remilgo. "Todo mundo sabe" que una buena disposición de ánimo ayuda a vencer el cáncer (no hay pruebas de ello), todo mundo sabe que los científicos son psicópatas malvados que sólo se mueven por el dinero (aunque la ciencia es de las profesiones peor pagadas, y sin pasión por conocer no se hace, salvo por excepciones que acaban del lado de los charlatanes)... "Todo mundo sabe" que los transgénicos causan daños a la salud (no, el más amplio metaanálisis realizado, revisando 1783 estudios encontró que todas las evidencias indican que los cultivos transgénicos no tienen más riesgos que los no transgénicos)... "Todo mundo sabe" que Jamie Oliver le ganó una demanda a McDonald's (no es verdad, los demandados han sido el fogonero y quienes le siguieron)... y así.

Desde 2007, cuando empezó a contarse, este blog ha tenido
más de dos millones de visitas. No será mucho en el mundo
de los virales de Internet, pero es más de lo que nadie se
imaginó que pudiera tener cuando empezó en 2004
Ante este panorama, quizás hay más motivos hoy para este blog que cuando lo inicié, un tanto a la ligera y sin ninguna pretensión, hace una década.

En las próximas semanas habrá cambios en el blog. Se iban a hacer hoy pero, como tantas cosas importantes, se han visto pospuestos por las urgentes: trabajo, una exposición de fotografía en preparación, un libro que no acabo para inquietud de mi pacientísimo editor... en fin.

Entre otros, esos cambios buscan garantizar que este blog no vuelva a ser objeto de la censura de ningún grupo religioso, místico o esotérico y acaudalado. Eso sí, la censura demuestra que El retorno de los charlatanes (el eterno retorno, diría) ha sido muy incómodo para muchos negocios, para muchos listos y para muchos chifladitos.

A diez años de su inicio, pretendo que siga siendo incómodo, que lo sea cada vez más y para más desvergonzados, durante tanto tiempo como sea posible.

enero 10, 2014

¿Cuál de las muchas homeopatías se quiere regularizar?

Cuando la ministra de sanidad Ana Mato anunció la intención de regularizar los preparados, pócimas o mejunjes homeopáticos mediante un proyecto de orden ministerial, las reacciones no se hicieron esperar.

Muchos se declararon en contra de que se engañe a la gente vendiéndole 100% agua como medicamentos capaces de curar afecciones, prevenirlas o controlar síntomas, unos preparados que no han demostrado eficacia en estudios del rigor que se le exige a los medicamentos reales, estudios de laboratorio, en animales y en ensayos clínicos de cuatro fases, completos, sólidos y, de preferencia, verificados independientemente. La campaña de los médicos está basada en el concepto "No sin evidencia". Los alumnos de medicina también se manifestaron en contra.

Han vuelto a la mesa los estudios, las explicaciones y los argumentos que indican que las bases de la homeopatía no sólo no están demostradas sino que van a contracorriente de lo que sí sabemos y que, para ser aceptadas, deberían ofrecer estudios sólidos sobre las maravillas que afirman, estudios de buena calidad, que se confirmen contundentemente en revisiones sistemáticas (o metaestudios), que se usan precisamente para detectar los efectos de los errores metodológicos, los artefactos estadísticos, el error humano, la calidad de los datos y, en su caso, el fraude científico.

Las revisiones sistemáticas que existen (como ésta y ésta)  sobre los estudios que los prohomeópatas blanden como pruebas contundentes siguen concluyendo que a) la homeopatía no parece tener efectos distintos del placebo y b) que mientras más riguroso es el diseño y realización de un estudio, más probable es que no encuentre beneficios más allá del placebo. Es decir, que en los estudios que parecen mostrar un efecto medible que debería estudiarse más a fondo, la calidad de los datos es mala, la metodología problemática o la interpretación sesgada... o simplemente no han podido ser reproducibles de modo sistemático. Esto explica el hecho incontrovertible de que las ciencias biomédicas, la química y la física, y la enorme mayoría de los médicos científicos no aceptan las propuestas de la homeopatía, y la medicina basada en evidencias no la utiliza como una terapia fiable.

Concurso lanzado en España por la
multinacional homeopática Boiron.
Lo que pretenden los homeópatas es pasar por alto la responsabilidad de convencer a los científicos y buscar el apoyo del público en general mediante propaganda interesada, ataques, embates mediáticos y medias verdades, del mismo modo que cualquier otra disciplina pseudocientífica.

Las bases de la homeopatía tal como la inventó Hahnemann ya se han contado aquí, y al paso de los años y con el trabajo de numerosos periodistas y divulgadores se han dado a conocer los estudios que refutan las ocurrencias del alemán de una manera bastante más amplia que cuando hice aquella entrada. La difusión de esas objeciones, por cierto, ha sido causa de verdaderos desquiciamientos por parte de la grey creyente en la homeopatía.

Por su parte, los laboratorios homeopáticos, los practicantes de "la homeopatía" y los defensores de "la homeopatía" lanzaron un potente embate de medios para impedir que se difundieran más las críticas a esta práctica y para simular que sus afirmaciones tienen validez demostrada.

¿Por qué "la homeopatía" entre comillas? Porque si uno lee a los distintos expertos en homeopatía (autoproclamados expertos, ya que no hay una base sólida para identificar quién es verdaderamente un experto, un consenso como el que nos podría decir que Peter Higgs es un experto en física de partículas o que Richard Dawkins es un experto en biología evolutiva) "la homeopatía" como tal no existe.

Es decir, que al revisar su literatura no hay una sola práctica coherente, organizada y estructurada, una teoría unificada que se pueda llamar "la homeopatía", sino multitud de corrientes, opiniones, puntos de vista y prácticas incluso contrapuestas o francamente enfrentadas.

O sea, que hay muchas "homeopatías".

Y, mientras en el mundo de la ciencia las posiciones diversas se resuelven mediante la obtención de nuevos datos, de observaciones y experimentación, en el mundo de la homeopatía (como en el de todas las formas de la charlatanería) por lo visto ni siquiera se ocupan en intentar resolverlas. Como pasa con otras ocurrencias ocultistas sobre conspiraciones, extraterrestres, curaciones milagrosas o comunicación con los muertos, los datos son lo que menos importa.

El problema es claro: ¿a qué va a llamar homeopatía el Ministerio de Sanidad (llamado ya por muchos el Monasterio de Insanidad)? ¿Cualquier fulano puede presentarse con un mejunje y decir "esto es homeopatía" y ya puede venderlo en farmacias o va a haber un criterio para identificar aquello que pertenece al reino fantástico de la homeopatía? Y, si lo va a haber, ¿cuál es y de dónde lo han sacado?

¿O es que solamente se trata de apoyar y ceder ante los laboratorios que dicen hacer preparados homeopáticos y quieren legitimidad sin demostrar eficacia?

Mientras el equipo de Ana Mato y su despistada directora de la Agencia Española del Medicamentos y Productos Sanitarios, Belén Crespo, nos lo aclaran, visitemos el mundo de las varias homeopatías.

Distintas ocurrencias enfrentadas

¿Cuál corriente será legítima para el ministerio? ¿La homeopatía "unicista", la "pluralista", la "complejista" o alguna otra?

Si una es legítima, las otras no lo son, o al menos eso dicen los homeópatas militantes en cada una de ellas.

Las bases del diferendo de estas corrientes o escuelas no son datos clínicos, experimentos de farmacodinámica o algún otro hecho vagamente comprobable, no. Simplemente, los "unicistas" son ortodoxos que siguen al pie de la letra las enseñanzas de Samuel Hahnemann y consideran que las afecciones se deben curar con un remedio único y es inaceptable usar más de un remedio al mismo tiempo. Pero "un remedio" puede no ser "una sustancia", porque el concepto de "remedio" es más bien laxo y vago, a gusto del vendedor.

Para los practicantes de la homeopatía "unicista" (a la que también llaman "clásica" o "hahnemanniana" para subrayar su ortodoxia respecto de los textos del fundador, inmóviles desde hace 200 años) "un remedio" puede ser trióxido de arsénico (al que llaman, porque les encantan los latinajos, Arsenicum album), o mercurio, al que llaman Mercurius solubilis, pero también puede ser Allium cepa, nombre científico de la cebolla, bulbo vegetal que contiene, como todo ser vivo, miles y miles de sustancias diversas, o algo tan complejo como el Anas Barbarie Hepatis et Cordis Extractum que significa extracto de hígado y corazón de pato real que, por cierto, además de miles y miles de sustancias diversas, se utiliza porque se supone que contiene una bacteria (el oscillococo) que simplemente no existe. O uno de los remedios alucinantes de la homeopatía: la caca de perro... (sobre remedios extraños hablamos más abajo).

Para los unicistas los preparados que se hagan con cada uno de los anteriores entran en la categoría de "un solo remedio". Lo cual se contradice si uno lo piensa porque, por ejemplo, la cebolla contiene entre las numerosísimas sustancias que la forman varios compuestos de azufre (responsables de que nos lloren los ojos al picarla), y también tiene calcio y hierro, tres elementos que en homeopatía se usan como Sulphur, como Calcarea carbonica y como Ferrum metallicum. Así que un remedio hecho de cebollas tendría varios remedios, violando el principio del unicismo. Pero los expertos no parecen apreciar la contradicción.

Lo único bueno para el paciente es que cualquier dilución superior a 12C de cualquier remedio homeopático no contiene ya ni una sola molécula del remedio original, sea algún componente de la cebolla, azufre, calcio, hierro, hígado de pato o cualquier otra cosa. Que "cosas" hay muchas en las muchas homeopatías, como veremos. Más adelante veremos cómo es que esas "cosas" o remedios se supone que llegan al paciente y lo hacen que se cure abracadabrantemente.

Por supuesto, la homeopatía quiere que usted crea que el agua que no ha pasado por el procedimiento homeopático de tener algo diluido, agitarse, diluirse de nuevo, agitarse y así numerosas veces es distinta del agua que no ha pasado por él. El problema, claro, es que ningún homeópata puede diferenciarlas. No hay diferencia química a partir de la dilución centesimal 12, no hay diferencia física, no hay diferencia molecular y no existe un procedimiento para identificar el agua mágica de la que no lo es.

Usted se lo tiene que creer y punto. Un supuesto laboratorio pone una gota del agua mágica en una pildoruca, se la vende a un precio elevadísimo, usted se la toma y se cura. Y si no se cura, mala suerte, porque no hay forma de demandar a un homeópata por malapraxis como sí la hay para demandar a los médicos de verdad.

Los "pluralistas", por su parte, propugnan la administración simultánea de varios preparados (igualmente diluidos) para atacar una misma enfermedad. Esto se le ocurrió a un homeópata de la primera mitad del siglo XX y rápidamente ganó adeptos, aunque tampoco demostró su eficacia con los estudios científicos correspondientes. Para un pluralista, vale igual hacer una pildoruca con hierro, mercurio y arsénico que sumarle cebolla, perejil y una pizca de sal. Supuestamente, si estos productos "causan" los mismos síntomas que la enfermedad que se está tratando, la van a curar.

Esto asegura el Dr. Julio César Escot, uno de esos practicantes que fje médico y se pasó
a las pseudomedicinas.
Luego están los "complejistas" se ahorran problemas y proponen que se den preparados mucho más complejos, con muchos ingredientes iniciales (aunque igualmente diluidos hasta ser 100% agua) y el cuerpo, que es sabio, elegirá los que necesita para curarse. (Aquí uno se pregunta por qué no simplemente tomar agua, que ha tenido disueltas en un momento u otro todas las sustancias del planeta, y que el cuerpo se cure con ella.)

Están también los "alternistas" que usan varios preparados pero que se toman en horarios alternos.

Todos ofrecen las mismas evidencias de sus afirmaciones (ninguna) y todos aseguran tener la razón, al tiempo que todos diluyen sus preparados de la misma forma.

Pero hay más.

Las pócimas mágicas... y su negación

En los debates que ha propiciado la propuesta del Ministerio de Sanidad abundan defensores de la homeopatía que niegan a una gran cantidad de sus "respetados colegas" de manera más bien enérgica. Por ejemplo, si uno señala que la homeopatía afirma poder curar el cáncer, el homeópata de guardia reclama que eso no es cierto, que la homeopatía no hace tal afirmación.


Se le cita a un colegio homeopático de California, pero resulta que ese colegio es "falsa homeopatía". Se le cita a famosos homeópatas (debidamente refutados) de la India (donde la homeopatía florece gracias, sobre todo, a las supersticiones de Gandhi) y resulta que tampoco son "verdaderos homeópatas". Incluso un egresado del Colegio Médico de Madrás y de la Facultad de Homeopatía de Londres resulta ser un "falso homeópata". (Nota 1)

En ese debate, los únicos "verdaderos homeópatas" eran, pues, aquéllos que no afirman curar el cáncer... o el SIDA... o la diabetes. ¿Por qué? Pues porque le da la gana al que lleva la supuesta representación homeopática y lo que quiere a toda costa no son los hechos, sino validar su superstición y poder hincar las garras en las billeteras y dolencias de más víctimas a las que no va a ayudar salvo por aligerarles la cuenta bancaria y darles placebo a precios delirantes. Caprichosamente se excluye a numerosos practicantes de la "verdadera homeopatía".

En los debates también se suelen presentar, como prueba de la falta de seriedad de la homeopatía y de sus sesgos más bien brujeriles, algunos de los más desquiciados remedios homeopáticos que se venden todos los días a inocentes personas en todo el mundo que creen que están recibiendo una atención médica de calidad. Como la luz de luna (incluida en una guía de remedios homeopáticos de Robin Murphy, que parece tener un gran reconocimiento en el mundillo)... trozos del muro de Berlín... el polo sur de un imán (propuesto por un conocido homeópata estadounidense del siglo XIX)... e incluso agua diluida en agua, que da como resultado un agua más potente que la que no está diluida en agua (como usted lo lee). Y entonces aparece el prohomeópata de turno diciendo que ésa no es la "verdadera homeopatía" e incluso indignándose de que uno mencione todas esas chifladuras de pro que aparecen en las páginas más celebradas de la homeopatía.

Luego tiene usted, claro, a los laboratorios homeopáticos que producen preparados que no tienen las diluciones recomendadas por Hahnemann, principalmente la 30C que el inventor de esta ocurrencia consideraba adecuada para la mayoría de los casos. Las diluciones son el resultado de una de las ideas caprichosas de don Samuel que llamó "leyes" porque sonaba respetable y que supuestamente son las bases doctrinales de la homeopatía, la "ley de la dosis infinitesimal", según la cual mientras más diluida está una sustancia (o compuesto, o extracto), más potente resulta. Si hay suficiente principio activo en un producto como para tener un efecto farmacológico demostrable, no es estrictamente "homeopatía" por no tener diluciones infinitesimales.

Pero no, resulta que hay una "verdadera homeopatía" que no cree en uno de sus principios básicos y entiende que la potencia de una sustancia aumenta con la dosis, que es lo que dice la medicina real, y que precisamente utiliza parte de sus estudios clínicos para determinar las dosis de medicamentos que sean a la vez efectivas y seguras (demasiado poco no es eficaz, demasiado puede ser perjudicial, algo de sentido común excepto en la homeopatía).

Es decir, hay una "verdadera homeopatía" que a veces es lo que ellos llaman "alopatía" o medicina real, que ataca los síntomas o enfermedades no con similares, sino con contrarios. Por ejemplo, las pomadas de árnica o algunos remedios para la tos tienen, efectivamente, un principio activo químicamente identificable. No son homeopatía estrictamente, pero su eficacia es un excelente gancho para llevar a los clientes al mundo de las bacterias inexistentes en los hígados de los patos y los remedios hechos de luz de Saturno o de agua remojada en diamante.

Vitalistas y van de listos


Aunque hay otras variedades de homeopatía, hay dos aproximaciones a su evaluación que son mutuamente excluyentes y que sin embargo son usadas también a conveniencia por los defensores de esta práctica. En primer lugar, se afirma que la homeopatía es "vitalista", es decir, que se ocupa de cierta "fuerza vital" imperceptible, que no se puede medir ni detectar, y que modifica con el "espíritu curativo" de sus preparados. En consecuencia, dicen algunos, la homeopatía no puede estudiarse usando el método científico o, cuando menos, el método debe aplicarse "con flexibilidad" (punto 4). (Nota 2)

Esto no sería tan absurdo. Admitiría que la homeopatía es magia, que funciona fuera de los parámetros de la realidad física y por tanto es asunto únicamente de creencias, como lo son la existencia de las hadas, los pitufos o los políticos del PP honrados. Ubica a la homeopatía en el terreno de la religión y fuera completamente del dominio de la ciencia, que se ocupa del universo cuya realidad podemos constatar. La mantendría en el nivel de la brujería, la religión, el esoterismo y el misticismo. Y la discusión desaparecería en gran medida: las pócimas de brujería no se debe vender en farmacias, punto.

Pero luego están los defensores de la homeopatía materialista que, por el contrario, aseguran que los efectos de los medicamentos homeopáticos son reales, físicos y medibles, que tienen una validez química demostrable y que, incluso, hay estudios científicos que cuando menos a ellos les parecen prometedores (si algún día se demuestra que los resultados alentadores no sólo los tienen los creyentes, claro, y los resultados son sólidos y la metodología correcta, cosa que según la mayoría de los científicos no ocurre).

Algunos de los que defienden la eficacia demostrable, suelen hablar de la "memoria del agua", propuesta interesante pero nunca demostrada. Aunque luego se hacen un lío con la memoria del agua, porque mientras para algunos es sólo que el agua conserva "el espíritu curativo" de la sustancia que una vez tuvo diluída, otros aseguran que esa sustancia se fija (nunca dicen cómo) en la estructura molecular del agua, y otros aún dicen que son vibraciones tales que pueden transmitir los remedios homeopáticos por Internet, como aseguró hacerlo Jacques Benveniste, una hazaña que no ha reproducido ninguno de sus defensores.

Más locura homeopática: la Sulis MK3 Professional,
una máquina de 1400 libras esterlinas que asegura
ser capaz de copiar (como una fotocopiadora)
cualquier remedio homeopático "leyendo" la
huella "energética" del remedio e infundiéndola
en otra sustancia. Algunos homeópatas la usan,
otros la rechazan. 
Otros, en cambio, hablan de "resonancias" de ciertas "energías", quizá contaminados por la verborrea pseudocientífica del new age, afirmando por ejemplo que "los humanos son como los electrones de un átomo", en palabras del homeópata Gabriel Camacho, o simplemente dicen las palabras mágicas "mecánica cuántica" como si eso "explicara" la homeopatía. Y esto no lo hace cualquier homeópata de pueblo, sino Guillermo Basauri, uno de los representantes de la poderosa multinacional Boiron.

Porque en tal caso tampoco habría problema, por supuesto. De ser cierto que la homeopatía puede curar con la efectividad de la medicina, el peso de la evidencia eventualmente inclinará la balanza en su favor y se tendrá que reescribir lo que sabemos de farmacodinámica, de física, de química, de fisiología, de biología y de otras disciplinas.

Muchos grandes descubrimientos científicos enfrentan una oposición razonable y razonada si contradicen cuanto se sabe hasta el momento, pero si son sólidos (como la tectónica de placas o la evolución), acaban demostrando su validez y son aceptados por el consenso científico, con base en la acumulación de datos experimentales y observacionales, y no con base en los argumentos, ataques, insultos, berrinches y pataletas de los proponentes.

Mal se habrían visto actuando así un Alfred Wegener, que puso las bases de la tectónica de placas con su errónea pero bien orientada hipótesis de la deriva continental, o un Charles Darwin, que explicó la evolución mediante la selección natural aunque fuera de modo incompleto al desconocer la genética que eventualmente se unió a su teoría para darnos una visión clara de cómo los seres vivos se han desarrollado, la llamada síntesis evolutiva.

El problema es que esto no ha ocurrido en las homeopatías, en ninguna. Desde 1810. Y mientras no ocurra, el lugar de la homeopatía sigue siendo el de las afirmaciones maravillosas no demostradas, junto con las hadas, lo elfos, los unicornios y las habilidades musicales de Justin Bieber.

Las afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias, y de ésas estamos escasos pese a que han pasado 203 años después de la publicación del libro seminal de Hahnemann, en los tiempos en que la medicina no tenía ni una base científica. Y es que, si comparamos el avance en una y otra disciplina, a los homeópatas se les debería caer la cara de vergüenza. Salvo porque muchos de ellos ni siquiera se dan cuenta de este hecho y los que sí se dan cuenta no parecen tener mucha vergüenza.

Otro remedio homeopático alucinante: hostia de comunión,
ofrecido por una de las principales "farmacias" homeopáticas
de la Gran Bretaña.
Lo curioso es que los que se consideran a sí mismos "verdaderos homeópatas" no dedican mucho tiempo, a lo que se ve, en desmentir a los colegas a los que consideran falsarios, embusteros y promotores de ideas engañosas respecto de su cuerpo de creencias. Ni mucho menos se ocupan de educar al público de cuáles son las homeopatías que sí valen y cuáles no (que sería toda una hazaña, pues cada uno cree que la suya es la única válida). Y ya no digamos que se dediquen a demostrar cuál de las prácticas, visiones, ideas, escuelas o tendencias tiene validez y cuál no.

Ni han podido demostrar que su modelo de salud y enfermedad sea una descripción correcta de la realidad.

Elija una homeopatía y demuestre que es verdad

Para que las ciencias biológicas y físicas "acepten la homeopatía" (o al menos "una homeopatía") no basta un estudio indicando que una supuesta pócima supuestamente basada en una hipótesis no demostrada como es la homeopatía "logró" que alguien dijera que sentía menos dolor o comezón que antes de consumirla.

La homeopatía es una aproximación integral que propone ciertas afirmaciones sobre el cuerpo humano, la enfermedad y la curación, y por tanto los estudios que la demuestren deberían estar orientados a demostrar la validez general de las bases teóricas de la homeopatía: que una enfermedad se cura con una sustancia que provoque síntomas similares, que las dosis infinitesimales son más potentes que las dosis masivas, que la sucusión aumenta la potencia de una dilución y que los miasmas son la causa de todas las enfermedades), y que el agua homeopatizada es distinta de alguna forma del agua común.

Mecanismo de acción de los antibióticos, demostrado
experimentalmente. Algo que si ofreciera la homeopatía
le daría el sustento del que aún carece.
(Foto CC de Kendrick Johnson, vía Wikimedia Commons)
La teoría de la enfermedad de la medicina científica dice que ciertas enfermedades están provocadas por la infección a cargo de microorganismos patógenos. Numerosos experimentos y observaciones lo confirman. En consecuencia, ciertas sustancias pueden, en ciertas condiciones, matar a los microorganismos. Son los antibióticos. Su efectividad se ha demostrado en células independientes en laboratorio (in vitro), en animales (in vivo) y en seres humanos con resultados clarísimos, sólidos, no con una desviación estadística ligera que se considera significativa, sugerente o meritorioa de más estudios, sin ser contundente.

A partir de allí, apenas desde 1944, cuando la penicilina llegó a los hospitales, hemos aprendido cómo funcionan qué antibióticos, para qué bacterias son eficaces y cómo se dan mecanismos como la aparición de cepas resistentes. Lo que sabemos ocupa volúmenes y volúmenes que sustentan la teoría de la enfermedad por gérmenes patógenos y la teoría de la curación... no es un estudio aislado hecho por ahí. Lo mismo con la anestesia, las vacunas, la insulina, etc., etc. La diferencia debería ser clara para cualquiera.

Si las bases no están demostradas como tales, las conclusiones de los estudios supuestamente relacionados con sus resultados son siempre altamente especulativas. Sin contar con que tales estudios siguen sin ser concluyentes.

Si uno dice que los duendes curan mediante gotas de vino de Rioja y ven que alguien se curó después de tomar gotas de vino de Rioja, decir que ello demuestra que los duendes existan y además curan es extralimitarse.

Demostrar que la homeopatía funciona y cura es demostrar, primero, que sus bases son efectivas y reales, y después ver cómo se aplican esas bases. Pero sin la primera demostración, la causa de los resultados de estudios vagos y ocasionales sobre aparentes efectos en la salud no está determinada.

En 200 años no nos han dado ni un experimento contundente como los de Pasteur, ni un resultado como los de las vacunas o los antibióticos, ni una demostración como las de la acción de los bloqueadores de los receptores de la angiotensina que controlan la hipertensión, o como la de los antiácidos.

Y sin eso, resulta absurdo tomar en serio a las homeopatías, a cualquiera de ellas, implicando que tienen alguna efectividad y dándoles carta blanca para timar descaradamente a quienes confían en alguna de ellas.
____________
Nota 1: Esto se conoce como la "falacia del verdadero escocés", que se define como: "Cuando nos enfrentamos a un contraejemplo a una pretensión universal, en lugar de negar el contraejemplo o rechazar la pretensión universal original, esta falacia modifica el objeto de la afirmación de excluir el caso concreto o de otros similares por la retórica, sin referencia a ninguna norma objetiva específica." 
Es decir, que en transcurso de los debates se va modificando la definición de homeopatía y excluyendo de ella a todo lo que incomode para dejar la que le guste al debatiente.
Nota 2: Ésta es la falacia del "alegato especial", según la cual los principios comunes que se aplican a una categoría de afirmaciones o argumentos deben dejarse de aplicar selectivamente en ciertos casos a conveniencia de quien argumenta.